Los callos son áreas de la piel que se vuelven gruesas y duras debido a la exposición a una fricción repetitiva. Los callos ocurren en los pies, manos y cualquier otra parte del cuerpo sometido a una fricción constante. Los callos por lo general no son dolorosos, ni representan ningún riesgo para la salud. Sin embargo pueden requerir tratamiento cuando se vuelven dolorosos o por razones estéticas.
Unas simples medidas pueden servir para aliviar los callos, hasta que estos sanen:
- Frotar una piedra pómez sobre los callos.
- Colocar bandas o cubiertas protectoras encima de los callos, para evitar la fricción sobre la piel.
- Para suavizar los callos, se pueden colocar los pies y manos en agua jabonosa tibia.
- Aplicar cremas humectantes para suavizar los callos.
- Usar calzado y calcetines cómodos que se ajusten bien a los pies.